El juego del calamar
Es el fenómeno de las series sin ser, ni mucho menos, una serie fenomenal. Tampoco es un producción gore que pueda llevar a la perdición a cualquier espectador medianamente sensible. Es un juego primario y tramposo, tan previsible como macabro, con una jauría de personajes en estado alucinógeno, bastante inverosímiles pero eficaces como vehículos de un parque de atracciones que más bien parece unos juegos reunidos en versión surcoreana.
En las últimas semanas he preguntado a mucha gente que ha visto la serie, y casi todos reconocen haberse “enganchado” hasta terminar de verla. Cuando sigo preguntando sobre este visionado en seguida se acaba el debate. No hay mucha que contar de una trepidación en la que conviene no buscarle dobles lecturas al argumento, porque son tan evidentes e ingenuas que uno se siente estafado. Una carrera de diez horas para no llegar a ningún sitio, con el único objetivo de evadirse de la rutina diaria. El juego del calamar no te agrede como lo hace la telebasura o las series para adolescentes de adolescentes depredadores, pero es una tramoya innecesaria y superficial, situada a años luz de ficciones magistrales que no necesitan los datos de audiencia para que se hable de ellas.
Para que sirve una serie de Tv?
El entretenimiento no es excusa, porque hay muchas mas alternativas.
La TV ha perdido la esencia de su fin principal, porque condiciona la mente de usuario.
Pongan la imaginación al servicio del bien, de la formación y de la información veraz.
No usen la TV como plataforma de “impulso de adoctrinamiento”