La sirvienta
Javier Maquieira
Dirigida por Pablo Moreno, cuenta la historia de Santa Vicenta María López Vicuña, fundadora de las Religiosas de María Inmaculada hace más de 130 años. La película -a pesar de su bajo presupuesto- logra narrar de manera veraz y emocionante las muchas dificultades que tuvo que enfrentar Santa Vicenta para llevar adelante su propósito de crear una organización religiosa cuyo primer objetivo era formar a las mujeres para el servicio doméstico, integrándolas socialmente y sobre todo formarlas intelectual y espiritualmente.
Eran tiempos donde la mujer no valía nada y estaba supeditada en todo a los hombres. En España, con la aparición de la industria, los pueblos se vaciaban para poblar las ciudades. Vicenta María también emigró siendo muy niña, desde su pueblo natal de Cascante, en Navarra, a Madrid, con la intención de vivir con sus tíos y seguir creciendo en formación. Es precisamente en ese trayecto que hace con su padre cómodamente en diligencia, donde le asaltan muchas dudas y preguntas al ver como cientos de mujeres hacen el mismo desplazamiento -pero caminando-, cargadas con sus pocas pertenencias.
Protagonizado por Cristina González del Valle, Elena Furiase, Eva Jakubovska y Assumpta Serna, el filme sigue un esquema de presentación muy actual, combinando dos periodos narrativos diferentes: por un lado el tiempo en el que vive el personaje y por otro el presente. De tal manera que consigue presentar varios protagonistas, entre ellos el principal, que corresponde a Vicenta María (niña y mujer), y el de Lera, una empleada de servicio de origen ucraniano, a la que detienen por un delito que sólo se clarifica en el final de la película.
Desde mi punto de vista, el cartel de la película es uno de los grandes aciertos. Este acto de servicio hacia los demás lavando los pies, sólo se entiende en plenitud si se ve con los ojos de la fe, pues recuerda al que Jesús hizo con cada uno de sus discípulos en la última cena.
Decir por último, que si son ustedes de lágrima fácil preparen kleenex, porque los van a necesitar; la película te pellizca el corazón.
El juego del calamar