«Las buenas madres» y otras series del mes
Claudio Sánchez
En 2019 el octogenario cineasta italiano Marco Bellocchio estrenaba una de sus mejores películas. El traidor contaba la historia de Tommasso Buscetta, un hombre que terminó colaborando con la policía para desarticular la mafia siciliana. Las buenas madres sigue ese mismo itinerario al desarrollar la historia de esposas de mafiosos calabreses que siguieron su mismo ejemplo.
Entre los realizadores de la serie está uno de los directores de The Crown, el británico Julian Jarrold, que imprime un estética muy elegante a la planificación y al diseño de producción. El guion también es admirable en la sensibilidad con la que profundiza en vidas marcadas por la violencia y el crimen. Las vidas de estas mujeres no chillan su dolor y soledad, sino que más bien sugieren desde el silencio y la mirada.
El ritmo de la serie también se adecua al retrato íntimo de las protagonistas, tanto las detectives y juezas como el de las mujeres de los mafiosos. Evidentemente para este desarrollo de personajes ha sido fundamental el casting de la serie, compuesto por excelentes actrices italianas como Gaia Girace (La amiga estupenda), Barbara Chichiarrelli (Suburra) o Valentina Belle (Los Medici).
El metraje de cada uno de los 6 capítulos está perfectamente ajustado a la historia, dejando espacio a cada personaje, y permitiendo que la trama no se convierta en una investigación sin alma de giros constantes y acelerados.
Blue Lights
Llegan pocas series de Irlanda y demasiadas de policías. Blue Lights se acerca más a La delgada línea azul o Condena que Line of Duty. En esta historia de veteranos que instruyen a los novatos hay un enfoque cercano y un ritmo pacífico para desarrollar varias tramas paralelas. Los creadores son Adama Patterson y Declan Lawn, que ya habían escrito a dirigido series de cierta artesanía y sello personal como The Undeclared War o Muerte en Salisbury.
El guion tiene madurez en el desarrollo de personajes y una estructura de la trama liberada de investigaciones exhaustivas, persecuciones y giros permanentes. Es un drama más que un thriller, que interioriza la tensión que viven los agentes al empezar a trabajar. La gran ventaja es que los veteranos no son una colección de sabios y amargados que hace tiempo que dejaron de creer en la justicia y la ley. En este sentido la serie tiene matices y medida, con un reparto que transmite empatía con composiciones muy naturales.
En definitiva, una serie que vuelve a demostrar que no importa contar una historia que hemos visto muchas veces, sino que esa nueva lectura tenga drama, personajes y un lenguaje diferente a la hora de desarrollarlos.
La II Guerra Mundial: Desde el frente
Aunque la II Guerra Mundial sucedió hace casi un siglo, ya en ese momento la grabación de las imágenes más impactantes de las trincheras era una necesidad para las grandes potencias. No hay más que recordar la inversión de Hollywood en la propaganda cinematográfico con directores tan excelentes como John Ford, Frank Capra o John Houston.
Esta docuserie de Netflix tiene una base documental inacabable pero con la ventaja de una ambiciosa remasterización que colores y mejora la calidad de las imágenes. Aunque al guion no acaba de ser tan brillante como en otros documentales,visualmente la serie es imprescindible al contar la realidad desde dentro. Hay imágenes desde tanques, aviones, trincheras… Todas ellas con primerísimos planos de los soldados en los que expresan el horror con cada gesto y cada mirada.
Esta producción sigue el mismo esquema narrativo que la docuserie Un mundo en Guerra, con saltos constantes de un frente a otro, pero sin centrarse en los líderes de las grandes potencias sino en la gente corriente del ejército o en la retaguardia. Es ahí donde el guion resulta más irregular, con testimonios conmovedores y algunos que dejan mas indiferentes.
Jury Duty
Lee Eisenberg es uno de los creadores de series con más prestigio en el mundo por uno de los titulos que más han marcado estilo en televisión. The Office, la versión norteamericana de la producción inglesa creada por Ricky Gervais, fue una cantera de actores como Steve Carrel o John Krasinski, además de una de las fuentes de humor más fiables con casi 200 capítulos emitidos entre 2005 y 2013.
La reposición de The Office sigue siendo una de las series más vistas de Amazon Prime, que ahora también acoge la nueva y original comedia de Eisenberg. En el fondo se repiten las claves de su predecesora, pero en este caso la acción se traslada a un juzgado donde se organiza un peculiar “Show de Truman”. La galería de personajes no tiene desperdicio, con un reflejo de una sociedad tan ácido como clarividente. El guion de cada capítulo mantiene un ritmo de diálogos hilarantes y situaciones esperpénticas muy elaborado, con una creatividad y elegancia que hacen que la trama sea peculiarmente adictiva. Desgraciadamente, conforme avanza la temporada hay una mayor presencia de humor zafio que contrasta con el sensacional arranque de los primeros capítulos.
Con un reparto tan numeroso el casting resultaba un elemento esencial para que la serie funcionase, y finalmente así sucede. Todos ellos tienen una acertada composición que hace reír sin que ninguno de ellos caiga en la sobreactuación. Esa naturalidad facilita que el espectador conecte con su marcada personalidad y su mediocridad evidente pero entrañable.
El juego del calamar